Caso de Verónica, una mujer con diabetes y trastornos alimentarios.

Oct 22, 2021 | Diabetes

Hola. Soy Verónica y hace 18 años que soy diabética, casi la mitad de mi vida, desde los 19. El mayor problema es que ya era bulímica y anoréxica y comedora compulsiva, he pasado por todas las fases. Cuando debuté, pensé que eso iba a ser la solución para mis trastornos de la conducta alimentaria, porque ahora se trataba de la salud, no de estar más flaca. Pero, la ansiedad porque estaba estudiando la carrera, todas las restricciones alimenticias que entonces había (afortunadamente, ahora se han dado cuenta de que podemos comer de todo. Conozco gente que debutó hace 30 años y entonces no les dejaban ni comer melón, huevo frito, no era una dieta, era un castigo, todo estaba prohibido y eso crea mucha ansiedad), el miedo que me provocaba ir a consulta y los análisis dieran una HbA1c altísima y la consiguiente bronca, querer estar delgada, Era mi cumpleaños y unos amigos me invitaron a tomar té moruno (con mogollón de azúcar).

Estaba en Marbella con mis padres y mi hermana, era el primer verano de diabética y me empecé a encontrar mal, así que me llevaron a urgencias. Tenía alrededor de 300 (nada para lo que he tenido otras veces) y el médico me dijo que si quería comerme una tarta entera (era lo que él pensaba que había hecho, porque la verdad es que los diabéticos tenemos muy mala fama y los médicos desconfían de nosotros cuando intentamos explicar por qué tenemos esas cifras de glucosa) podía hacerlo poniéndome más insulina pero que la consecuencia es que me iba a poner gordísima.

Entonces mi conclusión fue: puedo comer lo que me dé la gana y no ponerme insulina para no engordar porque la insulina engorda. Y a partir de ahí empezaron los ingresos por cetoacidosis y el deterioro tremendo y horrible que he conseguido. Aunque mis reglas desde los 15 no habían sido muy regulares, a los 21 me desapareció definitivamente, a los 23 me rompí el peroné, posiblemente por la osteoporosis que ya tenía (a los 30 me rompí el otro pie y por ser un pie de riesgo no me pudieron operar. Se me ha quedado deformado y por supuesto no puedo llevar tacones, chanclas, en general calzado que no sujete bien el pie y que pueda llevar plantillas) y me diagnosticaron polineuropatía.

Normalmente desayuno y ceno bien, pero en la comida sigo sin controlarme porque mi mayor problema es que no sé parar, cuando empiezo no tengo fin. Por eso evito hacer media mañana y merienda, por el miedo de no conformarme con una fruta y querer más.

Siento muchísimo que mi experiencia no dé ninguna clave de cómo salir y ser tan negativa. De hecho, me da cosa mandarla por si tiene un mal efecto, pero creo que en el fondo es también una llamada de ayuda y otra forma de desahogarme.

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