En primer lugar, la semaglutida actúa en el cerebro para reducir el apetito y promover la sensación de saciedad, al afectar los centros del apetito en el cerebro resulta en una disminución del hambre y una menor ingesta de alimentos. Al reducir la cantidad de alimentos consumidos, la semaglutida puede ayudar a crear un déficit calórico, lo que a su vez puede conducir a la pérdida de peso.
La semaglutida también tiene efectos directos en el metabolismo. Se ha observado que puede aumentar la tasa metabólica en reposo, lo que significa que el cuerpo quema más calorías mientras descansa. Esto contribuye a la pérdida de peso al aumentar el gasto energético diario.
La semaglutida influye en la distribución de la grasa corporal. Algunas investigaciones sugieren que puede ayudar a reducir la grasa visceral, que es la grasa acumulada alrededor de los órganos internos y se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
Es importante destacar que la semaglutida para perder peso se utiliza en combinación con una dieta saludable y ejercicio físico. Estas medidas adicionales pueden potenciar los efectos de la semaglutida en la pérdida de peso y promover un estilo de vida más saludable en general.
Sin embargo, es fundamental consultar a un médico antes de iniciar cualquier tratamiento con semaglutida para perder peso, ya que solo debe ser utilizado bajo supervisión médica y no está recomendado para todas las personas.
En un estudio denominado ensayo clínico SCALE, se encontró que las personas tratadas con semaglutida experimentaron una pérdida de peso promedio entre el 10% y el 15%. El efecto puede variar dependiendo de los factores de salud individuales y la adherencia al plan de tratamiento.