Nuestros hijos también sufren estrés

Ago 31, 2021 | Salud Mental

“Mi hijo no tiene motivos de estrés. ¡Es un niño!” “¡Cómo me gustaría volver a ser niño, sin preocupaciones y sólo dedicarme a la escuela y a jugar!” ¿Cuántas veces hemos escuchado estas frases? Y peor aún, ¿Cuántas veces hemos estado de acuerdo con ellas? Cuando un pequeño tiene miedo o estrés, su corazón y respiración se acelera, suda, su estómago se pone en tensión y se contrae, incluso se manifestará con dolor de cabeza. Esto generará cambios en su comportamiento, por ejemplo: berrinches, bajo rendimiento escolar o incluso pesadillas. ¿Por qué le restamos importancia a la vida emocional de nuestros pequeños? ¿No son las mismas señales de nuestro miedo de adultos?

Los mayores tenemos mala memoria. Olvidamos las preocupaciones de nuestra infancia y le restamos importancia a los temores de nuestros hijos. Los niños son vulnerables y dependen de los adultos que los rodean. Por lo mismo, buscan la aprobación de sus círculos próximos y luchan por hacer lo “correcto”, aún cuando no les decimos claramente qué es lo que significa. ¿Usted no estaría tenso en una situación así?

No deje que sólo el amor le guíe. Analice conscientemente las acciones que usted puede realizar para ayudar a su hijo a madurar y convertirse en un adulto independiente y seguro.

Dele importancia a los cambios que se presenten. Ingresar a la escuela, un cambio de vecindario, la muerte o enfermedad de alguien cercano, la perdida de uno de los padres en cualquier circunstancia hace que el mundo de los niños se desestabilice. La incertidumbre que se genera en los chicos puede tener que ver con la edad o el mismo carácter de cada uno. Si usted no habla con su pequeño nunca sabrá que tan afectado está y perderá la oportunidad de ayudarlo y hacer la diferencia. Un niño que se encuentra dentro de un circulo de personas que lo quieren y lo apoyan, tiene mejor desempeño en cualquier situación.

¿Nuestro consejo?

Ayúdelo a lidiar con los problemas. No le diga al niño todo el tiempo qué hacer, mejor pregúntele qué haría él y escúchelo. Dialoguen. Deje su pose de adulto y ayúdelo a crear las herramientas para que tome las mejores decisiones cuando se encuentra solo.

Autoestima. Sí, apuesto que ha escuchado esta palabra. La autoestima de su hijo se fortalece cuando es escuchado y respetado por aquellos a los que considera figuras de autoridad. Dejarlo que tome decisiones y asuma consecuencias es una forma de colaborar en su proceso de maduración. Las soluciones correctas le darán seguridad. Las resoluciones inadecuadas, le permitirán analizar y acumular experiencia.

Un círculo social de familiares y amigos que le apoyen. Los niños con círculos de personas que los quieren y les apoyan, les suele ir mejor que a los pequeños que son constantemente criticados y censurados.

Expresar sus emociones. Permita a su hijo expresar libremente lo que siente. Esto ayudará a bajar la tensión y les dará forma clara a sus temores. Cuando hablamos claramente de lo que nos atemoriza, podemos darle mejores soluciones. Un tip, la forma en la que usted manifiesta lo que siente, será la medida en la que su hijo lo haga. Cuide el ejemplo que da. 

Si considera que necesita mejores herramientas para apoyar a su hijo, busque ayuda.

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